
La forma de tu querer es dejarme. Dejar estos labios que te hacen soñar y estos ojos en los que te gusta mirarte. La resignación con la que te rindes a los silencios. Tus besos son ofrecer tus labios, pero no lo que va detrás de ellos.
Jamás habrán abrazos, besos, miradas que me digas que tú existías que tu me quisistes. Jamás este secreto se revelara. Pero me lo dirán los recuerdos, los presagios y las sábanas de cualquier otra cama.
Y estaba sentada frente a ti sin preguntarte por miedo a que no sea verdad que no me ofreces nada. Y dormía contigo sin pensar, sin preocuparme, no vaya a ser que me diera cuenta con tu caricias que, solo me amas.
Sé que no vendrás, pues este Agosto ha paseado su calurosa noche por la calle y los recuerdos se me emborronan. Ahora sé que no vendrás a sorprenderme tras la puerta con tu sonrisas y tu mirar. Me duele esperarte la ventana y los ojos, pero tu sigues igual de lejos que ayer. Más hecho a cada tiempo de música y fotografías. De esperarte no sé ni quien soy. Soy el cuerpo que te daba, el cuerpo y los labios rojos que te añoran. Los labios con los que empieza y se acaba nuestra historia contada por días.
Te busco en los amaneceres de sol, escondido entre las sombras apoyado en algún tejado.
Te busco en los días de lluvia por debajo de cualquier paraguas.
Te busco en los bares descansando del trabajo con una sonrisa que no sabe salir sin verte.
Te busco con la piel y la boca a ese que no correspondo.
Te busco en otras cama al cerrar los ojos fuerte pagada la luz. Y estoy sola cuando la tarde viene y tu no apareces cerca de mi. Estoy sola cuando el otoño viene de puntillas a la cuidad.
Te espero, pero ya no te espero en Madrid con los ojos brillantes de esperanza de verte.
Pero entre las calles cierro los ojos y te reconozco. Cierro mi voz y sollozo. Cierro mi corazón y siento como se me clava la ilusión de la que no me acabo de morir.
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