domingo, 13 de septiembre de 2009


No soy lo que imaginais. Ni imaginais como puedo llegar a ser, como puedo torturar mi alma hasta quitarme la piel. Hago como si nada me importara pero dentro soy la persona más sensible que puede existir. El último sábado son todas las luces golpeándome en la sien y otra vez los sonidos apuñalandome el estómago. Podría haber hecho una escena de " princesa despechada" pero a mi me va más el de "amante desesperada". Me aguanto las ganas de vomitar gritos angustiados, convulsionar mi cuerpo y derrumbarme en cualquier banco cerca del mar. El sonido de las olas me vuelve más loca aún de lo que estoy y solo hago que correr mientras por dentro aullo tu nombre en silencio. Que más da, no me oirás y ellos ni me harán caso. Piensan que los litros de alcohol en mi sangre hace que delire. Que sabrán todos, si tu secreto lo guardo en mi solitario corazón.


No son las noches como esta la que me hacen querer retirarme del juego, sino la aceptación de la imposibilidad de lo nuestro. Y te niego más de tres veces cuando les digo que no es por nada que se me salen las lágrimas. Devuelvo hasta el alma cuando mezclo bebida con tu recuerdo, pero me hace bien poder odiar tus promesas, no porque me las crea, sino porque nunca me las haces. Y te odio a ti, a ti por unas horas. Porque no vienes a recogerme de este frio suelo en el que intento recuperar el aliento. Ni vienes, ni me coges de la mano para caminar juntos.

Tu no sueles pasarte mucho tiempo por mi vida y yo solo seré un recuerdo más cuando el tiempo pase por la tuya. Y es eso lo que me duele y no la locura de los sábados cuando se aclara el día.
En estos momentos intento convencerme de que mi futuro no pasara por ti... ya ni hierba, ni besos, ni alcohol, ni sonrisas falsas, ni música alta hacen que me despierte de esta pesadilla.



Lo que más me jode es que eres el mejor de mis males.

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