" Ayer posé mi alma en tus manosmientras tu boca de fresa
derramaba suspiros sobre mi piel canela
Qué ternura,
qué delicadeza...
Entregándome a ti,
callada y quieta,
te regalé mi ser
y mi vida entera,
que arropaste con cariño,
que agarraste con firmeza
“Te quiero, princesa”,
te escuchaba entre susurros
abrazada a ti con fuerza
Qué ternura
y qué delicadeza...
Ayer posé mi alma en tus manos
pero hoy la vi escapar a desgana,
colarse entre tus dedos
y esparcirse,
derrumbada
Y te vi a ti
callado y quieto,
incapaz de reavivarla,
incapaz de retenerla,
mientras yo sólo gritaba
para que no se me fuera...
¿dónde estaba entonces la ternura?
¿dónde, la delicadeza? "


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