lunes, 17 de agosto de 2009


Bueno, siempre lo eres amor, pero en algunas fechas concretas todavía más que en otras… y se acerca una fecha que, aunque no marque en los calendarios y ni siquiera la piense… se me deja sentir por todo lo que soy.

Síntomas sin remedio ni cura, síntomas que no se ven pero que se sienten… y se padecen, algunos en el cuerpo de forma tonta, pero los más agudos por dentro, en lo más profundo… una melancolía que me oprime el interior hasta conseguir que me cueste respirar con normalidad… sin saber por qué de un día para otro, sin saberlo, claro, hasta que miro el calendario y veo el día que se acerca… y entonces, cuando ya soy consciente… todo en aumento.

Paso de pensarte diez veces por minuto a hacerlo mil. Todo multiplicado vertiginosamente y yo sin poder pensar en otra cosa que no seas tú, nosotros y el pasado. Lo que fue, lo que no, lo que quedó por ser… maldito “no se qué” que se apodera de mí sin que pueda controlarlo. Solamente notarlo y ya está, incapaz de nada más. Noto que tengo algo clavado dentro, muy dentro y ni siquiera puedo saber el qué. Supongo que eres tú, clavado y atravesándome las entrañas… porque un dolor así de intenso y desgarrador sólo me lo provoca tu ausencia. Un dolor más afilado que una espada. Y más punzante que una aguja. Que miles de agujas recorriéndome la sangre… esa es justo la sensación… miles de pinchazos en cada nervio de mi cuerpo y en cada poro de mi piel. Miles de descargas eléctricas desde cada neurona de mi cerebro hasta lo más hondo del corazón… que entonces no palpita, no: retumba acelerado queriendo reventarme el pecho y salir corriendo… a veces me gustaría que eso ocurriera, porque si todavía tiene fuerza para hacer eso cuando yo ya lo creía muerto, me gustaría que saliera de mí lo que sea que quede de él, y mirarlo mientras se aleja huyendo acelerado no sé a dónde, buscando no sé el qué… bueno, si lo sé… buscando desesperado la mitad que le falta… TÚ.

Y vivir sin corazón lo que me quede aquí, porque a fin de cuentas, aunque no quieras amor, eso es lo que estoy haciendo desde que no te tengo… y no me pongas cara de enfado porque eso es así como que el sol sale de día y la luna de noche, así que no me lo discutas, ¿para qué quiero un corazón a medias?. Yo creo que sería mejor vivir sin él completamente, ni pedazos, ni trocitos ni mitades: nada. Vacía por dentro. Sí, a veces quiero dejar de sentir, amor, porque si siento quiere decir que tengo “eso” dentro, y no quiero llamarle corazón, eso no es un corazón… tú te lo llevaste contigo. Y no, no quiero que me lo devuelvas sino voy a poder tener el tuyo también, te pongas como te pongas.

Sí, estoy contestona, porque en días así me sale la rabia amor, por algún sitio tiene que salir y… por suerte lo hace solo en forma de letras. Ya sabes que me rebelo contra las injusticias. Y si a eso le sumas todos los malditos síntomas que estoy sintiendo estos días… pues no me aguanto ni yo. Y como ya no estás tú, la única persona que me aguantaba hasta en mis más desquiciantes momentos con amor, ternura y sobretodo paciencia… pues quien lo va a hacer, amor. Yo solita. Como siempre desde hace dos años y medio casi. Como con todo. Como seguiré haciendo… y porque no me queda más remedio.

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