
Te fuiste porque tenias obligaciones y son a esas a las que tienes que prestar atención. Pero luego regresaste mejor que nunca. Yo te esperaba sin saber lo que vendría después pero haciendome una idea de lo que podía suceder esa tarde de sábado. Me asaltaste en el sofá, entrando por la puerta como si no tuvieras nada planeado, pero lo tenias todo en tu mente bien organizado. Después de unos cuantos besos a modo de perdón por no haber podido comer conmigo llegaron tus manos para pedirme unas cuantas disculpas mas bajo mi ropa. Primero deshaciéndote de mi camiseta y luego sacándote la tuya.
Cuando ya tenias tu primer objetivo cumplido venia el propósito de volverme loca entre tus brazos. Y lo conseguiste más allá de lo que pretendías.Erizaste mi piel nada más rozarme con el tacto de tus caderas y luego poniéndome tu placer entre mis piernas.Rápido, sin mediar palabra te movias. Entrabas y salias sin que me dejaras parar en el momento de mi estallido. Y así vino el primero, una mezcla del sabor de tus besos en mi boca y electricidad en mi columna. No me dejabas tregua aunque te pedí un respiro para poner bandera blanca en mis piernas, pero nunca me escuchas cuando oyes los gritos que me provocas. Entonces vinieron los siguientes, el segundo, el tercero... (y ya no recuerdo cuantos más)
Empecé a respirar cuando paraste en seco queriéndote contener. Inspiré profundamente antes de acercarte con mis manos unos centímetros más atrás de mis palpitaciones.Ahora ibas lento. Muy lento y con mucho cuidado para abrirme poco a poco. Cuando lo haces así me siento completamente tuya.
Mi corazón aún latia delante mientras tú estabas detrás sacudiéndome el alma poco a poco. Y noté que algo en mi resurgia con más fuerza que hace unos meses en ese mismo sofá. Una atracción hacia ti mientras entrabas y salias de mi estrechez. Fueron tus movimientos los que me hicieron perder el control. Intentaba apartarme de ti, sacarte de mi cuerpo intentando que no se repitieran los instantes que me hicistes vivir aquella noche de agosto.
Tú lo notaste y me repetías que no ibas a soltar "Estoy contigo, no te preocupes, no te voy a dejar". Tu voz resonaba en mi cabeza y no podía apartar la mirada de tus ojos.
En un momento acabé de sentirme dentro de mi. Justo en el momento en que ibas a explotar pero no podías por escaparte de mi constantemente. Me obligabas a cabalgar encima de ti sin tener el control de mis actos, tus manos guiaban mis movimientos y en unos de mis gritos me vi fuera de mi.
Te contemplaba en la puerta como me hacías el amor. Como me retorcía entre tus entrañas, removiéndome. Tus manos apoyabas en mi cintura y mi espalda y yo temblando sin poder hacer nada por evitarlo.
Paraste cuando viste en mis ojos el vacio y allí fue cuando volví dentro de mi. Volviendo a temblar todo mi cuerpo y sobretodo mi alma. Ahora tus manos me quemaban y me tenia que apartar de ellas o volvería rozar la locura. Me molestaban pero las quería. Las deseaba pero en ese mismo instante las detestaba.
Me encantaría que se repitiera aquella tarde, tan solo para no olvidarme de lo que sentí y poder recordar lo que me hizo tan y tan feliz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario